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Aptitud Fisica y Deporte

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Existen muchas formas de mantenerse activo y en forma a pesar de los retos que implica vivir con una lesión de la médula espinal.

por: ABC mayo, 2021 5 minutos de lectura

La actividad y el ejercicio físico pueden resultar muy beneficiosos para las personas que padecen una lesión de la médula espinal (LME).

Diversos estudios han demostrado que las personas que realizan actividad física son menos propensas a presentar ansiedad, sentimientos de soledad y depresión. Más allá del riesgo de padecer problemas de salud crónicos como enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes e incluso, algunas formas de cáncer, es posible que la inactividad física por una LME dé lugar a complicaciones secundarias como infección urinaria, úlcera de decúbito y enfermedades respiratorias. Con el fin de mantenerse lo más saludable posible si convive con una LME, los expertos recomiendan prestar atención a los siguientes aspectos:

Peso corporal1

Existen muchas estrategias eficaces para optimizar el peso corporal en este momento en el que es probable que consuma menos energía que antes. Es posible que la modificación de los hábitos alimentarios y la imposibilidad de ejercitar grandes grupos musculares favorezcan la acumulación de grasa. Como resultado, la frecuencia de casos de obesidad en las personas con LME es muy alta y, por eso, es fundamental prestar atención al peso corporal. Sin embargo, no se desanime. El equipo de atención médica puede recomendar la ayuda de un/a entrenador/a. Él o ella podrá ofrecerle distintas soluciones. Si necesita asistencia para buscar un/a entrenador/a, Navigator puede ser de ayuda. Lo más frecuente es que los/as entrenadores/as recomienden una combinación de dietas, ejercicio aeróbico, entrenamiento de resistencia con estimulación eléctrica y asesoramiento conductual.

Fuerza y resistencia muscular1,2

Antes de comenzar cualquier programa de fuerza o resistencia, se deben realizar pruebas para establecer los parámetros de referencia del estado físico. Se trata de pruebas de 1 repetición como máximo (1 RM), 10 repeticiones como máximo (10 RM) y pruebas isométricas. Los resultados sirven de guía para diseñar el programa de entrenamiento adecuado para cada persona. Un estudio reciente destaca los beneficios de practicar un entrenamiento de resistencia dos veces por semana (3 series de 8‑10 repeticiones) para mejorar la fuerza muscular. Algunas personas con una LME dependen en gran medida de los músculos de los hombros y los brazos para moverse y realizar las actividades cotidianas. Los programas de entrenamiento de resistencia deben ser integrales, pero se debe hacer hincapié en mejorar la fuerza y la resistencia de los músculos que dan soporte a los omóplatos y a la parte posterior de los hombros.2

Flexibilidad y amplitud de movimiento2

A fin de disminuir el riesgo de lesiones y preservar la movilidad a futuro, la flexibilidad y la amplitud adecuada de movimiento son fundamentales. Se debe prestar atención a los ejercicios de estiramiento de pectorales, hombros y bíceps, ya que son los músculos que más se utilizan para la movilidad y que pueden contraerse tras una LME. También se deben incluir ejercicios de estiramiento de la parte inferior, pero se debe tener cuidado de no estirar demasiado las extremidades con sensibilidad disminuida. Esto podría provocar una sobrecarga en las articulaciones. Para determinar qué músculos específicos hay que estirar, se deben tener en cuenta las necesidades individuales y recurrir a la ayuda de un profesional de la salud capacitado.2

Entrenamiento cardiovascular1

Antes de comenzar un programa de entrenamiento físico, es importante asegurarse de que su aparato cardiorrespiratorio esté en condiciones de afrontar el reto. Existe una gran cantidad de pruebas que permiten establecer los parámetros de referencia para determinar el mejor programa para usted. A partir de estas consideraciones, puede realizar ejercicios aeróbicos como entrenamiento de resistencia de las extremidades superiores, propulsión de la silla de ruedas, natación y entrenamiento de resistencia en circuito, entre otros, y disfrutar de los beneficios. Se ha demostrado que la estimulación electrofuncional (EEF) resulta eficaz para las personas con parálisis completa. La EEF es la aplicación de corriente eléctrica en los músculos mediante electrodos adheridos a la piel. Mediante la EEF se genera un movimiento dirigido en los brazos, las piernas y el torso. Esto permite que los músculos trabajen y realicen actividades a pesar de la debilidad o la parálisis.

NOTA: la información de este artículo se presenta solo como información general y no constituye un consejo médico. Solicite más información a su profesional de la salud.

Referencias:

  • Sisto SA, Evans N. Activity and fitness in spinal cord injury: review and update. Curr Phys Med Rehabil Rep. 2014;2(3):147-157. doi:10.1007/s40141-014-0057-y
  • Evans N, Wingo B, Sasso E, Hicks A, Gorgey AS, Harness E; ACRM SCI-ISIG Fitness and Wellness Task Force. Recomendaciones y consideraciones sobre el ejercicio para personas con lesión de la médula espinal. Arch Phys Med Rehabil. 2015;96:1749-1750. Se accedió el 12 de octubre de 2020. https://www.archives-pmr.org/article/S0003-9993(15)00118-5/pdf

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