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Salud Mental

Lesión de la médula espinal y depresión

Transitar y manejar la depresión que puede ocurrir como consecuencia de una lesión de la médula espinal comienza con el reconocimiento de las señales y la comprensión de la importancia de recibir tratamiento.

por: ABC marzo, 2021 3 minutos de lectura

Es común pasar por períodos de tristeza luego de experimentar una lesión de la médula espinal, pero no es lo mismo que la depresión, que es un trastorno médico grave. Comprender la diferencia puede ser útil para que las personas que viven con una LME puedan manejar ambas.

Para un sobreviviente de una lesión de la médula espinal es común experimentar períodos de tristeza. La tristeza, no obstante, no se debe confundir con la depresión, que es una afección médica más grave. Para comprender mejor la diferencia, es útil examinar con más detalle qué es exactamente la depresión.

A diferencia de sentirse “melancólico” o “abatido”, la depresión es un trastorno médico grave que puede tener un efecto tremendo en los pensamientos y sentimientos de una persona, así como en las actividades físicas y cotidianas. Y si bien 1 de cada 20 Estadounidenses experimentan cierto nivel de depresión cada año, es incluso más habitual en la población con lesión de la médula espinal que equivale a aproximadamente 1 de cada 5 personas.

En la actualidad, las causas exactas de la depresión se desconocen completamente, pero sabemos que el estrés de la vida y los problemas médicos, como la lesión de la médula espinal, pueden ocasionar cambios en los niveles de ciertos químicos cerebrales denominados neurotransmisores. Estos desequilibrios químicos están vinculados a muchos cambios físicos y emocionales que el paciente de LME puede experimentar.

Entre algunos síntomas de depresión se incluyen, pero no se limitan a, cambios en el sueño; sentimientos de desesperanza; pérdida de interés o placer en las actividades; cambios en el apetito; disminución de la energía; dificultad para concentrarse o tomar decisiones; sentimientos de baja autoestima; así como pensamientos de muerte o suicidio.

La buena noticia para los sobrevivientes de lesión de la médula espinal es que la depresión casi siempre se puede tratar con terapia, medicamentos antidepresivos, actividad física o una combinación de cualquiera de estos.

La terapia, específicamente aquella que incluye la terapia cognitiva conductual, resultó ser particularmente efectiva para pacientes con LME que experimentan depresión. Este tipo de terapia se basa en la idea de que la depresión mejora cuando las personas participan más en actividades significativas, algo que los ayuda a recobrar creencias positivas sobre sí mismos, su mundo y su futuro. Para el paciente con LME, esto significa trabajar junto con un terapeuta para encontrar y volver a retomar actividades que son importantes para usted y ayudarlo a superar barreras físicas y mentales que pueden impedirle que las haga. Es una manera de ayudarlo a reconocer los peligros del pensamiento negativo, a la vez que intensifica los efectos del pensamiento positivo y la puesta en acción.

Como se indicó anteriormente, sabemos que existe una conexión directa entre la depresión y determinados desequilibrios químicos en el cerebro. Los medicamentos antidepresivos ayudan a restablecer este equilibrio y conllevan a que la persona que padece de depresión se sienta mejor tanto emocional como físicamente. No son adictivos, y cuando se combinan con terapia, resultan ser bastante efectivos para controlar la depresión.

Es importante recordar que la depresión no es un hecho, aún para el caso de las personas con lesión grave de la médula espinal. (De hecho, la mayoría de los pacientes con LME no experimentan depresión). Pero si usted siente que está experimentando síntomas de depresión, saber que se puede tratar y combatir facilita el hecho de ponerse en contacto con médicos, neurólogos, psiquiatras u otras personas de su equipo de rehabilitación que pueden comenzar el tratamiento o derivarlo a profesionales de salud mental según sea necesario.

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